domingo, 27 de abril de 2008

este es el margen del yodo


este es el margen del yodo, originally uploaded by ionushi.

GrandeMapa.

martes, 22 de abril de 2008

Ya no sabemos lo que recordamos

¿Qué significa el gesto? A la orilla de un bosque de árboles esbeltos —pero denso de sombras, ya que no de follaje—, la mujer se ha quedado inmóvil un instante, el brazo en alto y en la mano un abanico desplegado, rojo como sus labios. El rostro maquillado es, naturalmente, blanco como el de un espectro, pero ella va envuelta en telas primaverales, ocres y verdes y con ornamentos de flores. La expresión es hierática y no sabemos si se dirige al Generalísimo o más bien —es más probable— a una figura imaginaria, o al aire. ¿Hace un saludo o marca el alto? No lo sabemos: sabemos que baila —en Japón el baile es así: una sucesión de formas y figuras más que un flujo de movimentos— pero no lo que baila. Y aun si lo supiéramos, ¿cómo lo sabríamos? Una y otra vez vemos los signos sin entenderlos, o sin saber siquiera que los vemos. ¿Lo sabe, acaso, ella, o sencillamente cumple, como debe ser, con su papel?

miércoles, 16 de abril de 2008

Como siempre a los pies de las señoras


We the world at their feet, originally uploaded by ionushi.

No he visitado todavía los templos que forman el complejo del Kami-Daigo (valdría decir: el alto Daigo) fundado por el monje Shobo en 874 para señalar el hallazgo de una fuente de agua espiritual (daigo), pero el domingo estuve por segunda vez en el Shimo-Daigo que se extiende al pie del mismo monte. Ahí, desde hace cuarenta y ocho años, se celebra el segundo domingo de abril de cada año un sakura matsuri que conmemora y muy pálidamente evoca los fastos del hanami celebrado por el shogún Toyotomi Hideyoshi con su hijo Hideyori, su principal concubina Yodo y mil trescientos de sus vasallos bajo los cerezos en flor de 1598. La parte inicial y más vistosa del festival es el Ho-taiko Hanami Gyoretsu: el desfile de trescientas personas, vestidas en trajes de la época Momoyama, desde el Sanboin Karamon, puerta a la vez del del templo y del camino que lleva al Kami-Daigo en lo alto del monte, hasta el Kondo o salón dorado, un edificio de la época Heian pero que forma parte del complejo del Daigo-ji apenas desde que el mismo Hideyoshi ordenó que lo trasladaran ahí, pues su original emplazamiento estaba en Yuasa, Kishu, en lo que hoy es Wakayama. En la veranda del Kondo y a la derecha de Hideyoshi (es decir, de su temporal figuración en la persona del Presidente de Asahi Beer) estaban sentadas esas mujeres de las que sólo vemos aquí los pies: desde ahí puede contemplarse la pagoda de cinco pisos erigida por el Emperador Murakami en 951, el edificio más antiguo del complejo.

La foto se ve mejor aquí.

domingo, 13 de abril de 2008

No hicimos nada más que estar ahí


Passionate tree on a cloudy day, originally uploaded by ionushi.

Ningún mérito del fotógrafo (saqué la cámara, encuadré, disparé) y el resultado (que se ve mejor aquí) podría mejorarse mucho, pero es una mis fotos más vistas en Flickr: ha recibido hasta hoy 3,165 visitantes. Ahora los editores de Wishtank la han usado para ilustrar sus páginas, con otras dos: esta y esta otra.  

jueves, 10 de abril de 2008

Animal mitológico el color


Name all the colors you see, originally uploaded by ionushi.

¿Cuál, entre las tonalidades de los más de ciento veinte tipos de musgo que tapizan el jardín del Saiho-ji, corresponderá a la que se llama precisamente koke iro (苔色), color de musgo? ¿No encontraremos también, entre esas tonalidades, la del ugüisu iro (鶯色), color de ruiseñor japonés que el diccionario de Carlos Rico define como “castaño (pardo) verdoso” y que no hay que confundir con el ugüisu cha (鶯茶), café o castaño o pardo ruiseñor, literalmente “té ruiseñor”, ni naturalmente con el kuri iro (栗色), es decir café castaño o castaña, vaya usted a saber, ni con el Rikyucha (利休茶), matiz del café que los teñidores de la época de Edo, responsables de mucha de esta nomenclatura, llamaron así en honor de Sen no Rikyu pero que al gran maestro de la ceremonia del té no le habría gustado, dicen los que saben, como a Tanizaki Junichirô no le gustaban las casas oscuras, pese a su célebre panfleto. ¿Cómo saber, en fin, con nada más que el diccionario, si el forro del kimono tiene color de sangre carmesí (beni hi 紅緋)? ¿Aprenderemos un día a distinguirlo del shôjôhi (猩々緋), color de la sangre de un animal mitológico?



La foto se ve mejor aquí.

miércoles, 9 de abril de 2008

Vivales debería apellidarse

No sé cómo caí en el blog de un José Luis Vivero, que ha tenido la desfachatez de copiar ahí una entrada de este margen del yodo, sin cambiarle más que el título, y sin darse cuenta además de que se trataba de una continuación de otra nota y de que lo que yo hacía era comentar un pasaje del Diario del historiador Domingo Francisco de San Antón Muñóz Chimalpahin Cuauhtlehuanitzin (1579—1660), con lo que no sólo se roba mi pluma, sino la del ilustre novohispano. Menudo caradura.

martes, 8 de abril de 2008

De un día gastado en hacer versos


Seven Sages in the Bamboo Wood, originally uploaded by ionushi.


¿Cómo desperdiciar un día tan hermoso?
Amigos muy queridos me visitan de pronto.
Parece que mi estudio se renueva con ellos,
tal si brotara el bosque de bambúes adentro.
Con unas cuantas copas nos hemos embriagado:
tienen el tono justo los versos que cambiamos.
Pero no volverán estas horas fugaces.
Vemos caer con pena las sombras de la tarde.


Con un saludo al Trujis, que se asoma en silencio, este poema de la juventud de Michizane, muy anterior a las calamidades y el exilio. El bosque de bambúes era el lugar en que se reunían los siete sabios —músicos, escritores, estudiosos— de la tradición taoísta, en el siglo III y en la leyenda. La pintura que ilustra la escena está en uno de los corredores del Palacio de Verano en Pekín. Traduzco esta vez de la versión de Borgen — en el libro ya mencionado y, muy revisada, en Traditional Japanese Literature, la espléndida antología editada por Haruo Shirane.

lunes, 7 de abril de 2008

Sólo la voz del gong habla del mundo


Let them know you have arrived, originally uploaded by ionushi.

K Ô Y A - S A N

Muy arriba, muy lejos encaramado encontrarán un pueblo de piedra, un pueblo gris que se amontona bajo las criptomerias y los helechos gigantes. Un pueblo impávido y frío, que no se mueve. O que ya no se mueve. Definitivo. Sentado en los escalones del infinito. Se tienda o se quiebre, no es cosa que le concierna. Se diría ocupado en mascar y escupir la neblina, indiferente a los desórdenes de sus cimientos y al tumulto del mundo. ¿Pero sólo la voz de los gongs —burbujas cobrizas que suben del fondo de los años y vienen a morir aquí en el silencio—, sólo la voz de los gongs habla del mundo?
           Se accede a su ámbito a través de un valle bordeado por la inutilidad de las linternas vacías y los altares sin ofrenda. Al otro lado el pensamiento alimenta grandes cuervos piojosos. Por él roban. Le entregan dócilmente, para compartirlas, la paja y la corteza insanas del más allá.

Claude-Michel Cluny



Hace años colaboré en la tradución de un librito precioso de Claude–Michel Cluny, hoy inconseguible: Los Osoletas (Ediciones Heliópolis, México, 1995). Esta página pertenece a sus Poèmes du fond de l’œil. Tomé la foto en Kôya-san el 4 de abril de 2004.

domingo, 6 de abril de 2008

Hojas de otoño vistas en invierno


And then will come the rain, originally uploaded by ionushi.

Célebremente el monje Ryokan —el poeta más citado por Bashô en las Sendas de Oku y su modelo en muchos sentidos— dijo en el lecho de muerte un poema que transcribió la monja Teishinni, su compañera de los últimos días:

うらを見せ おもてを見せて 散るもみじ
ura o mise omote o misete chiru momoji

El revés muestran
y muestran el envés:
hojas que caen.

Las hojas son, naturalmente, de arce japonés. Es importante saberlo, como es importante saber la circunstancia en que surgió el poema, pues lo convierte en algo más (no sólo algo distinto: algo más) que la mera “anotación de un instante” a que muchos reducen ingenuamente el haiku. Hoja en el aire: cada hombre, antes de quedar tel qu'en lui-même y alcanzar su definición mejor.
           Pero estas hojas, el dos de enero de 2007, no estaban en el aire sino entre las lápidas del vasto cementerio al que da acceso el Jufuku-ji, donde están las tumbas de otro enorme poeta: Minamoto no Sanetomo, tercer y último shogún de Kamakura, y de su madre, Hôjô Masako, por cuya instigación, según algunas versiones, lo asesinó su primo en la escalinata del santuario de Hachiman Tsurugaoka el día de Año Nuevo de 1219. Fue la propia Masako la que fundó el templo con el monje Eisai, introductor del budismo zen en Japón.

sábado, 5 de abril de 2008

El vulgo (si se vale el eufemismo)


En un artículo que celebramos, partía Jesús Silva-Herzog Márquez de unas páginas en que “Arcadi Espada resalta un descubrimiento de Orwell: la política y el periodismo son sistemas eufemísticos”, para extenderse sobre “la propensión a prolongar las palabras como si la hinchazón silábica agregara dignidad a quien las pronuncia”.
           No sé si Orwell haya descubierto eso, ni si la política y el periodismo sean propiamente sistemas, pero la propensión al eufemismo es sin duda más antigua y universal que una y otro. Hace mil años, Sei Shônagon anotaba en el Libro de la almohada: “La lengua del vulgo tiene siempre sílabas de más”. (下司の詞にはかならず文字あまりしたり。 En la versión de Ivan Morris: “The common people always tend to add extra syllables to their words”; en la más reciente de Meredith McKinney: “Commoners always use too many words when they speak”. Añadamos que la expresión かならず, en todos los casos traducida como "siempre", quiere decir también, enfáticamente, "sin falta".)

Una carta me llega de los míos

Solo tres meses largos, sin ninguna noticia,
y los vientos propicios traen ahora una carta.
“Alguien se robó el árbol de la Puerta Occidente.
Han puesto campamentos en el Jardín del Norte.”
Jengibre en un papel que dice: “MEDICINA”.
Algas en un bambú “para días de ayuno”.
Mi mujer y mis hijos pasan hambres y frío
pero ella se lo calla —y yo más me preocupo.

Sugawara no Michizane, en Kyushu, 902.

Traduzco otra vez la versión inglesa de Burton Watson en Japanese Literature in Chinese, Columbia University Press, 1975, y repito que este y otros poemas están también en Watson y Sato, From the Country of Eight Islands: An Anthology of Japanese Poetry. Sobre el interesantísimo Michizane vale mucho la pena el libro de Robert Borgen, Sugawara no Michizane and the Early Heian Court.

jueves, 3 de abril de 2008

Nomás por lo que toca a los palillos

En seguimiento —como dicen los burócratas— a la nota del otro día y para aviso de futuros viajeros, escarmiento de viejos residentes e ilustración de curiosos, copio aquí los resultados de una encuesta de goo ranking, que he visto en What Japan Thinks, sobre los malos hábitos en el uso de los palillos.

A) Malas maneras en el uso de los palillos en que la gente confiesa incurrir.
  1. 渡し箸 watashi bashi: Dejar los palillos atravesados sobre el plato. 100%
  2. 探り箸 saguri bashi: Remover la sopa buscando trozos de comida. 83.1%
  3. 突き箸・刺し箸 tsuki bashi, sashi bashi: Pinchar la comida con los palillos. 79.1%
  4. 直箸 choku bashi: No usar para servirse los palillos que están para ello, sino los propios. 71.2%
  5. もぎ箸 mogi bashi: Atacar los granos de arroz adheridos a los palillos. 65.4%
  6. 重ね箸 kasane bashi: Comer continuamente de un mismo platillo. 61.9%
  7. 持ち箸 mochi bashi: Tomar platos o vasos con una mano mientras se tienen palillos en la otra. 61.6%%
  8. 迷い箸 mayoi bashi: Pasear los palillos sobre los platos mientras se decide qué comer. 54.4%
  9. 受け箸 uke bashi: Sostener los palillos mientras se pide más arroz. 44.8%
  10. 掻き箸 kaki bashi: Acercar el tazón a la boca y palear la comida. 43.0%
  11. 舐り箸 neburi bashi: Chupar los palillos. 27.6%
  12. 撥ね箸 hane bashi: Apartar con los palillos la comida indeseada. 23.8%
  13. 寄せ箸 yose bashi: Acercar los platos con los palillos. 23.5%
  14. 洗い箸 arai bashi: Lavar en la sopa los palillos. 16.3%
  15. 指し箸 sashi bashi: Señalar a la gente o las cosas con los palillos. 15.7%
  16. すかし箸 sukashi bashi: Sacar carne debajo de los huesos de un pescado, en lugar de voltearlo. 14.8%
  17. 揃え箸 soroe bashi: Atacar súbitamente los platos con los palillos. 13.1%
  18. 空箸 kara bashi: Tomar comida y no comerla. 8.7%
  19. 移り箸・渡り箸 utsuri bashi, watari bashi: Tomar comida de un plato, cuando se estaba a punto de tomarla de otro. 8.7%
  20. 涙箸 namida bashi: Dejar que caigan gotas de sopa del plato. 7.8%

B) Malas maneras en el uso de los palillos que la gente más nota en otros.
  1. 仏箸 hotoke bashi: Clavar los palillos en el tazón de arroz. 100%
  2. 指し箸 sashi bashi: Apuntar a alguien con los palillos. 91.9%
  3. 叩き箸 tataki bashi: Golpear los platos con los palillos. 90.1%
  4. 寄せ箸 yose bashi: Acercar los platos con los palillos. 84.8%
  5. 舐り箸 neburi bashi: Chupar los palillos. 73.4%
  6. 合わせ箸 awase bashi: Pasar comida de unos palillos a otros. 71.0%
  7. 噛み箸 kami bashi: Morder los palillos. 68.2%
  8. 涙箸 namida bashi: Dejar que caigan gotas de sopa de los palillos. 67.4%
  9. 突き箸・刺し箸 tsuki bashi, sashi bashi: Pinchar la comida con los palillos. 62.6%
  10. せせり箸 seseri bashi: Jugar con la comida moviéndola con los palillos. 62.1%
  11. 迷い箸 mayoi bashi: Pasear los palillos sobre los platos mientras se decide qué comer. 56.1%
  12. 移り箸・渡り箸 utsuri bashi, watari bashi: Tomar comida de un plato, cuando se estaba a punto de tomarla de otro. 49.9%
  13. 空箸 kara bashi: Tomar comida y no comerla. 49.5%
  14. 違い箸 chigai bashi: Usar dos palillos que no hacen par. 48.0%
  15. 洗い箸 arai bashi: Lavar en la sopa los palillos. 46.2%
  16. 撥ね箸 hane bashi: Apartar con los palillos la comida indeseada. 36.0%
  17. 揃え箸 soroe bashi: Atacar súbitamente los platos con los palillos. 35.0%
  18. 掻き箸 kaki bashi: Acercar un tazón a la boca y palear la comida con los palillos. 33.1%
  19. 持ち箸 mochi bashi: Tomar un plato con una mano mientras se tienen palillos en la otra. 29.8%
  20. 込み箸 komi bashi: Meterse demasiada comida en la boca. 28.0%

miércoles, 2 de abril de 2008

Una noche de lluvia en el exilio

N O C H E    D E    L L U V I A

La noche, en primavera, no dura muchas horas
y el hálito de lluvia debería ser cálido,
pero un hombre cargado de pesares
no está a gusto con la estación.
Para un corazón frío es más fría la lluvia,
y si no llega el sueño no son cortas las noches.
Mi piel no tiene brillo, mis huesos están secos,
las lágrimas no cesan de anegarme los ojos;
forúnculos y granos, beriberi en las piernas:
sombras de enfermedad me oscurecen el cuerpo.
No es el cuerpo lo único que falla: tiene grietas
el techo y no hay madera para reparaciones.
Se humedece la ropa doblada en los estantes.
Los libros y las cartas se arruinan en las cajas.
Por si eso fuera poco, se queja el cocinero,
encargado de un horno del que no sale humo.
Debe alegrar sin duda la lluvia al campesino;
sólo pesar le trae al que está en el exilio.
Pena y preocupación son un nudo en mi pecho.
Preparo, al despertar, una taza de te
y la bebo completa, pero no siento alivio.
Por calmar los calambres me aplico en el estómago
unas piedras calientes que no surten efecto.
Bebo, pero obligándome, media copa de vino.
Sé que debo pensar en la Luz Esmeralda*.
¡Y pienso! ¡Y pienso! Pongo todo mi empeño en ello.
El modo en que los cielos dispensan la fortuna,
¿cómo puede ser tan injusto?

Ya hemos hablado aquí de Sugawara no Michizane (845–903), personaje decisivo en la historia cultural de Japón, deidad venerada en todo el país y el mejor de sus poetas en chino. Traduzco la versión inglesa de Burton Watson en Japanese Literature in Chinese, Columbia University Press, 1975. Este y otros poemas están también en Watson y Sato, From the Country of Eight Islands: An Anthology of Japanese Poetry. Sobre el interesantísimo Michizane vale mucho la pena el libro de Robert Borgen, Sugawara no Michizane and the Early Heian Court.


* La de Buda.