sábado, 24 de septiembre de 2011

El paraíso previsto

Por entretener la urgencia tomo el libro en la cima de la pila, lo abro al azar y leo: “Cierto eremita cuyo nombre no recuerdo dijo que ningún lazo lo ataba a esta vida y lo único que lamentaría dejar era el cielo”. Un pasaje de Tsurezuregusa, las notas sueltas (o meditaciones ociosas, para frasear la traducción canónica de Donald Keene) de Kenko Yoshida (1283-1350), que me recuerda, no sé cómo antes no, la estampa de Augusto Monterroso:
EL PARAÍSO IMPERFECTO —Es cierto —dijo mecánicamente el hombre, sin quitar la vista de las llamas que ardían en la chimenea aquella noche de invierno—; en el Paraíso hay amigos, música, algunos libros; lo único malo de irse al Cielo es que allí el cielo no se ve.