lunes, 31 de marzo de 2008

El pez que decidimos japonés


Fish for a japanese painting, originally uploaded by elcalamar.

Entre las pocas referencias a Japón que hay en el portentoso Borges de Adolfo Bioy Casares está la de la página 1253:

Lunes, 9 de diciembre. Comen en casa Borges, Di Giovanni y Ema Risso Platero. […] En cuanto a esta última, se muestra muy conmovida por estar de nuevo con nosotros y refiere que si amigos japoneses se encuentran después de una larga ausencia pasan dos o tres horas juntos, en un jardín, contemplando en silencio los peces de una redoma; después, pero sólo después, empiezan a hablar.

Uno diría que el jardín, los peces y la redoma (¿será lo mismo una redoma en Argentina y en el DRAE?) son accesorios, y el silencio tal vez demasiado breve, pero sin ellos la observación pierde gracia. Sobre todo sin los peces, que me imagino iguales al de la fotografía con que Jorge Hernández Tinajero recordó, en el blog que inició recientemente, su viaje a Japón de hace un año: porque no es un pez japonés, pero a todos nos ha parecido que lo es y hemos decidido que lo sea.

sábado, 29 de marzo de 2008

Cum granum salis, aunque son de arena


Three, originally uploaded by ionushi.

Tres editores de la Wikipedia me solicitaron permiso para incluir estas tres fotos en entradas redactadas por ellos: Donald Keene at his Tokyo home, a la que ya me he referido aquí, Way to the future right now, de un edificio que encuentro ridículo, y There's no god in this religion, que aparecerá en el artículo referente a la escuela Ôbaku del budismo zen y en la que lo más interesante (se darán cuenta si la amplían) es que se ve al Doctor Estrada en su nueva ocupación.

jueves, 27 de marzo de 2008

¿Y cómo es que no sabes todo esto?

人に知られたい秘密をいくつ持っていますか
¿Cuántos secretos tienes que quieres que se sepan?

影を邪魔だ思ったことはありますか
¿Has pensado que tu sombra te molesta?

意識は透明でしょうか
¿Es transparente la conciencia?

戦後はいつ終わるのでしょうか
¿Cuándo termina la posguerra?

同じいつの部屋に何時間いられますか
¿Cuánto tiempo puedes estar en el mismo cuarto?

正しい嘘のつき方をいくつ知っていますか
¿Cuántos modos correctos de decir mentiras conoces?

時間を保存する方法をしていますか
¿Sabes un modo de guardar el tiempo?

物から名前をとったら何が残るでしょうか
¿Qué queda si le quitamos los nombres a las cosas?

酔うと誰かに電話したくなりますか
¿Te da por llamar a alguien cuando bebes?

Nueve de las trescientas sesenta y cinco preguntas que forman 田中未知の質問/Questions de Michi Tanaka, Aspect, Tokio, 2000. No sé qué tienen que ver con la foto. La de la foto es Kyoko.

martes, 25 de marzo de 2008

De colores de flores van vestidos

もろびとの 花色衣 たちかさね みやこぞ知るき 春来たりとは
morohito no hanairogoromo tachikasane miyako zo shiraki haru kitari to wa

Todos con trajes
de colores de flores
andan vestidos:
la primavera, es claro,
a la corte ha venido.

*

Es sabido que en Japón la llegada de la primavera es un espectáculo que despierta expectación y se vive con embriaguez. Tiene gracia que, en el poema de Teika, nos enteremos de los cambios de la naturaleza en primer lugar por el diseño de la ropa: igual que ahora (cuando además tenemos la televisión y la prensa, que cada mañana nos avisan dónde han florecido los mejores cerezos). Esta bien que sea un poeta y no un antropólogo quien nos recuerde que la sensibilidad a la naturaleza, y en más de un sentido la naturaleza misma, no son un don de los dioses sino una creación cultural. En este pais Life imitates Art far more than Art imitates Life, mucho antes de que a Wilde se le ocurriera la frase.
           No he sabido cómo resolver tachikasane, en el tercer verso, que sugiere la idea de multitud pero también alude a las capas envolventes de los vestidos; miyako, en el cuarto, es naturalmente la capital, es decir Kioto: tómese la corte por metonimia.

sábado, 22 de marzo de 2008

Y ya puede empezar la primavera


Now we can enter the Spring, originally uploaded by ionushi.

En relación con el Omizutori (お水取り), rito que según la voz popular ha de cumplirse para que la primavera pueda entrar a Nara, la antigua capital, y por lo tanto al resto del país, una búsqueda en Google arroja 6920 páginas, 105 de ellas en español; en japonés la cifra aumenta a 227,000. Ustedes disculparán

jueves, 20 de marzo de 2008

Palabras indecisas de un poeta


Close your eyes to see it, originally uploaded by ionushi.

Rudyard Kipling, a quien mencionamos el otro día, escribió en 1892 un curioso poema sobre el Gran Buda de Kamakura que puede leerse en esta página del excelente Archivo de Japón en la poesía de lengua inglesa que construye desde 1987 David Ewick, de la Universidad de Chuo. Quince años después que Kipling, uno de sus traductores, Efrén Rebolledo, produjo este soneto:

D A I   B U T S U

    
                  A Luis G. Urbina

Con tu dulce mirada que divisa
hacia adentro, y sentado en áureo loto,
me haces pensar en un Edén remoto
que más allá del mundo se precisa.

Resplandece en tu rostro una indecisa
felicidad, la luz de un sol ignoto,
y por más que te miro nunca agoto
la benéfica miel de tu sonrisa.

Los siglos se sumergen en la obscura
noche del infinito, la doliente
humanidad, gimiendo de amargura,

se arrastra o trepa en triste caravana,
y tú sueñas, Dai Butsu, eternamente,
gozando del reposo del Nirvana.


La imagen dantesca de la humanidad doliente, opuesta al gozo del Buda, vuelve poco creíble la beatífica contemplación, y la visión de la felicidad del Buda como “indecisa” no es muy afortunada. Llama la atención además que, aunque Rebolledo tenía pocos meses en Japón cuando escribió el soneto (una de sus Rimas japonesas, Tokio, 1907), no advirtiera lo extravagante de dirigirse en segunda persona al Dai Butsu, apelación que propiamente se refiere a una estatua y no al personaje representado. Más curioso es que tampoco lo advierta siete años después, al volver a publicar el poema en la segunda edición de las Rimas japonesas (1915). Curioso, pero explicable: si se leen las dos noveletas notoriamente autobiográficas que Rebolledo escribió en Japón, Nikko y Hojas de bambú (las dos de 1910), se verá que, como muchos de su oficio y condición, el autor alternaba casi exclusivamente con extranjeros.
            Diplomático de larga carrera, Efrén Rebolledo estuvo adscrito a la Legación de México en Japón de 1907 a 1915, siempre con el rango de segundo secretario y durante varios periodos en funciones de encargado de negocios. Aunque sus biógrafos dicen que fue un funcionario ejemplar, más de un pasaje de sus obras nos permite imaginar otra cosa.
            Amado Nervo lo describió para siempre como “un modernista de alma parnasiana”. Para José Emilio Pacheco (en su Antología del modernismo, que cito por lo pronto de memoria) fue “el más modernista de los poetas mexicanos”; según Xavier Villaurrutia (en el prólogo a sus Poemas escogidos, de 1939), escribió "los más intensos, y, hasta ahora, mejores poemas de amor sexual de la poesía mexicana" (los de Caro Victrix, de 1919). En Los signos en rotación (1972), Octavio Paz lo compara con Tablada y anota que “entre la cultura japonesa y su mirada se interpuso siempre la imagen estereotipada de los poetas franceses de fin de siglo y su Japón fue un exotismo parisino más que un descubrimiento hispanoamericano”.
               Habría que matizar un punto, pero será otra vez. Ahora salió aquí don Efrén a poner sus versos al pie de la foto, que es del 2 de enero de 2007.

martes, 18 de marzo de 2008

Tira el pincel, saca la cámara


This is a state of mind, originally uploaded by ionushi.

Rudyard Kipling se asombraba, en las crónicas periodísticas que escribió en Japón quince años después de que el país se abriera a Occidente, de la afición japonesa por la fotografía. En el caso del empresario Shinzo Fukuhara (1883-1948), que tras hacer estudios de farmacia en Estados Unidos y de pintura en Europa se dedicó a la industria de los cosméticos (fue el segundo presidente de Shiseido, compañía fundada por su padre, y quien trazó sus rasgos definitivos) se trato de una verdadera pasión. Poeta también, Fukuhara es autor de estos versos:

      Corre descalzo por el campo
      Sacude las ramas de un árbol
      Salta sobre una zanja
      Grita
      Aúlla
      Tira el pincel
      Saca la cámara
      Gira los lentes
      Toma una foto y otra y otra

Forman parte de uno de los muchos escritos sobre fotografía que publicó para emprender, al mismo tiempo que otros lo hacían en Occidente, una crítica decidida del pictorialismo fotográfico. Un pintor, decía Shinzo Fukuhara, atiende a la línea, la forma, la composición; un fotógrafo es ante todo sensible a “los tonos de la luz y la sombra”. Era una crítica marcada por la sensibilidad japonesa y que desligaba la fotografía de la pintura para acercarla a la poesía. En un ensayo escrito, como los versos anteriores, en 1926, Fukuhara escribió:

Tomar una fotografía es como componer un haiku, sólo que con una cámara. No es más complicado que disparar el obturador cuando llega el momento, y se puede tomar la foto en una décima de segundo. Cuando el momento llega es como si el corazón se hubiera fundido con la naturaleza y vuelto uno con ella... Los límites artísticos de la fotografía no son, me parece, distintos de los de la poesía.

Las fotos de Shinzo Fukuhara no hacen pensar, en efecto, en la agitación de los versos arriba citados sino en la iluminación serena de un haiku. Para no infringir los derechos de autor, remito al lector a la Colección de fotografías de Shinzo Fukuhara y Roso Fukuhara que hay en el sitio web de Shiseido. Me gusta pensar que la que ilustra esta invitación, y que tomé en Motohakone una tarde de mayo de 2002 (no tan tarde como hace pensar la niebla que llegaba) les debe algo a las de los dos hermanos.



(Nota escrita y publicada —no recuerdo dónde— en 1997 “para saludar los 95 años de Manuel Álvarez Bravo”.)

domingo, 16 de marzo de 2008

Interminablemente el infinito


Every gate open to a gate, originally uploaded by ionushi.

Nada más importante, aquí, que guardar las formas y marcar los límites. De ahí que haya una y otra vez que presentarse, declarar la identidad, pronunciar y escuchar discursos, dar y recibir tarjetas. De ahí, también, que saludemos la primavera y la aparición de los cerezos, las primeras cigarras del verano, los grillos y la luna del otoño, los vientos del otoño que anuncian el invierno. De ahí que vayamos de templo en templo, de santuario en santuario, presentando nuestros respetos, tocando la campana, encomendándonos a todos los dioses. Nos asomamos una y otra vez a lo desconocido, las puertas se suceden una a otra. Pero no entramos: cada puerta da a otra puerta, no pasamos del umbral.  Como en Fushimi Inari, donde diez mil y tantos torî (ese arco que señala en los santuarios del shinto el límite entre el espacio profano y el sagrado) se suceden por una senda vertiginosa que sube y baja por el monte a espaldas del santuario, a veces bifurcándose para volver a encontrarse, todo el tiempo perdiéndonos. Entramos interminablemente y no acabamos de entrar. ¿Por qué, si nos extenúa, quisiéramos que continuara siempre?

viernes, 14 de marzo de 2008

Al alba enmarañados los cabellos

長からむ 心もしらず 黒髪の みだれてけさは 物をこそ思へ
nagakaran kokoro mo shirazu kurokami no midarete kesa wa mono wo koso omoe

¡Quién sabe cuánto
duren tus sentimientos!
Enmarañados
tengo al alba el cabello
negro, y los pensamientos.

Taikemon In no Horikawa

Sabemos que la autora de este poema “de la mañana siguiente”, hija de Minamoto no Akinaka, estuvo al servicio de Taikemon–In, consorte del Emperador Toba (1103 – 1156), pero no mucho más. O sí: pues se conservan sesenta y seis poemas suyos en antologías imperiales. Este es el número 80 del Hyakunin Isshu.

jueves, 13 de marzo de 2008

Con el pretexto de que no es de aquí


A good example of bad manners, originally uploaded by ionushi.

Habíamos ido, un domingo de agosto hace dos años, a hojear libros y estampas en Kanda con Anamari Gomís, que pasaba unos días en Tokio, y nos dirigíamos después como de costumbre a Yabu Soba, cuando de pronto vimos, sentado a la barra del Café Veloce de Awajichô, a mi amigo Johnny Walker, que no sólo se llama de veras así en la vida real y en Kafka en la playa, la novela de Murakami en la que aparece y muere y no, sino que con ese nombre es japonés y de ahí que no le faltara autoridad para decirnos, apenas supo a dónde íbamos: “Naa, that's the one for gaijin. I'll show you the real thing”, y conducirnos acto seguido a Matsuya (1-13 Kanda-Suda-chou, Chiyoda; 千代田区神田須田町1-13), propiedad de la misma familia a que pertenece Yabu soba y no menos antiguo aunque sí menos escenográfico, sin jardines ni sapos de piedra ni esteras de paja, como se advierte en la foto, que no es de ese día y en cuyo primer plano aparece no Johnny sino Jorge Hernández Tinajero, que hace un año andaba por aquí y que evidentemente no es japonés, aunque le vaya bien la ropa de Muji y Uniqlo, porque si lo fuera no habría dejado los palillos metidos en el tazón ni estaría rellenando él mismo su vaso, malas maneras de mesa frecuentes en los extranjeros de paso, y en algunos residentes que conozco.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Lo mismo economistas que poetas

Nunca olvidaré cómo alzó las cejas el atareado Jefe de nuestra Misión cuando Donald Keene contó, en el curso de su intervención en aquel homenaje a Octavio Paz que ya mencioné hace unos días, lo bien que se lo pasaba el poeta al frente de la Embajada de México en la India:

"En 1965, por casualidad, coincidimos en Nueva Delhi. Yo iba de turista, no sabía que él estuviera ahí y me alegró mucho encontrarlo. Percibí una gran felicidad en él; creo que fue su época más plena. Su trabajo como embajador no era excesivo y podía dedicar su tiempo y sus energías a estudiar. Se interesó profundamente en el arte y el pensamiento de la India, que siempre le habían atraído mucho. Seguramente pasaba algún tiempo en el despacho, pero se dedicaba a sus propios estudios y la consecuencia fue un libro maravilloso, quizá el mejor que conozco sobre la India y el más interesante: Conjunciones y disyunciones."

Es curioso cómo coincide esa imagen con la que dibujan los párrafos de la reseña
con que John Kenneth Galbraith saludó en 1977 la aparición de otro libro de Paz, escrito no en esos años sino en su evocación: Vislumbres de la India

"Hace treinta y tantos años, cuando me desempeñaba como embajador en la India, descubrí que, si no hacía el trabajo que mi equipo podía hacer igualmente bien o aun mejor, podía terminarlo todo en no más de tres horas al día, excepto en las crisis ocasionales. El resto del tiempo no me quedaba sino leer telegramas del Departamento de Estado sobre asuntos que ya conocía, en los que más bien no creía o que no decían nada importante. Así que con la conciencia razonablemente tranquila me dediqué en realidad a escribir. Salieron dos o tres libros, uno de ellos, mientras todavía ocupaba yo el despacho, bajo seudónimo. No me pareció que fuera práctico aclarárselo al Secretario de Estado Dean Rusk.
             "En el reconocimiento de esta situación en el mundo diplomático, México está bastante más adelantado que los Estados Unidos. Ha enviado tradicionalmente a sus mejores escritores e investigadores al extranjero para que aprovechen el tiempo libre de que ahí felizmente disponen. Carlos Fuentes pasó muchos meses en la Embajada de México en París, donde se convirtió en una figura dominante en el medio literario francés. Y Octavio Paz estuvo dos veces en la India (después de servir también en París), donde fue durante seis años Embajador de México. Las relaciones entre México y la India siendo lo que son, o más precisamente lo que no son, tenía bastante tiempo para leer, viajar, reflexionar sobre la vida y la historia del finalmente complejo, a veces incomprensible país. Estaba bien darle esa oportunida a un poeta.
Uno de los resultados fue, muchos años después, este libro delicioso [Vislumbres de la India].
[. . .]
"Que no haya duda. Tener poetas en el cuerpo diplomático es una idea maravillosa. Este libro es sin duda la prueba."

  • "Envoy of Mexico and the Muse", by John Kenneth Galbraith, The Washington Post Book World, Vol. 27, April 20, 1997, p. 3. En Contemporary Literary Criticism. Ed. Jeffrey W. Hunter. Vol. 119. Gale Group, Inc., 1999. eNotes.com. 2006. 12 Mar, 2008

lunes, 10 de marzo de 2008

Humo será sin huella entre las nubes

したもえに おもひきえなん けぶりだに あとなき雲の はてぞかなしき

Arde en secreto
mi amor y se consume;
es humo apenas
y duelo al fin, qué triste,
de una nube sin huella.

Vale la pena tener en cuenta que en Japón el destino de los cadáveres es el fuego antes que la tierra: vemos el humo de la cremación, que se realizaba a cielo abierto. Sospecho que ese humo hará pensar inevitablemente al lector de habla española en Góngora ("en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada") y en Sor Juana ("es cadáver, es polvo, es sombra, es nada"), pero si las imágenes son las mismas los sentidos son divergentes: aquí lo que termina en nada no es, como en los barrocos, la vanidad de las apariencias sino la pasión soterrada —la he llamado amor, pero omoi es algo a la vez más vago y menos ideal: sentimientos, pensamientos, tal vez —en el sentido de los antiguos— cuidados.  La voz, además, no es admonitoria; no escuchamos una lección moral sino un lamento desgarrado. Hay que señalar también que la asimilación del cuerpo enamorado a una nube está en el poeta Minamoto no Sanetomo, discípulo de Fujiwara no Teika, compilador principal del Shinkokin wakashû. No es extraño pues que en esa famosa antología imperial este poema dé inicio, se dice que por decisión del Emperador Retirado GoToba, a la segunda serie (propiamente: el segundo rollo) de poemas de amor. Es uno de los más famosos de su autora, a la que se conoce como "la Hija de Shunzei"  (1170–1241) aunque era en realidad nieta de Fujiwara no Shunzei, quien la adoptó como hija. No era hermana, pues, de Teika y tampoco su hija, sino su sobrina.

viernes, 7 de marzo de 2008

El blanco de la nieve, entre los árboles


Not a single leaf but snowflakes, originally uploaded by ionushi.

Nevaba desde el alba, intermitentemente, a ratos bajo el sol, nunca con demasiada fuerza. Luego de visitar el Chion-in, al pie del Higashiyama, habíamos llegado hasta el Pabellón Dorado, pero antes de acercarnos a la orilla del estanque, y de unirnos ahí a la multitud,  nos entretuvimos en el Hôjô, el edificio de los monjes superiores, inesperadamente abierto y donde en esos días podían admirarse las puertas corredizas pintadas por Kano Geki en la época de Edo —junto a otras muy recientes y más bien desafortunadas, paraísos chillones de la new age. Nada, sin embargo, que no diluyera en un instante la visión de la nieve levísima cayendo pero no acumulándose, disolviéndose al tacto con la grava o el musgo, entre las rocas del jardín seco. Desde ahí, sentado en la veranda, vi esas ramas desnudas. No era de noche, como parece, ni la nevada era tan recia, como ya dije. Eran las dos y media de la tarde y los copos innumerables que se ven o se adivinan, invisibles en los velos del aire denso, se acumularon sólo en la distancia entre la veranda y el árbol allá lejos, al otro lado del agua, a espaldas de la gente, anulada por un lente gracias al cual luego pude ver con asombro, como ustedes ahora si se acercan, que el blanco de la nieve, entre los árboles, tiene un resplandor verde.

jueves, 6 de marzo de 2008

Hasta en las nubes siguen discutiendo

Treinta y tantos títulos preceden en la bibliografía del poeta Ban’ya Natsuishi, ya mencionado aquí, al trilingüe que hoy recibo: 地球巡礼 / Pellegrinaggio terrestre / Earth Pilgrimage (Albalibri, Milán, 2007). Es, naturalmente, una colección de haiku (Ban'ya preside la World Haiku Association) y una colección de estampas, a veces extrañísimas, recogidas en Japón (

           龍の骨より生まれては笑う我
           Este que nace
           del hueso de un dragón
           soy yo sonriendo.

), Estados Unidos, Italia, Eslovenia, Bali, China, Túnez (

           川はここにて消滅牛と鶏の歌
           Aquí el río
           se termina: canción
           de vaca y pollo.

), París, Turkía y Macedonia (

           雲の上でも唖者と聾者は争えり
           Sobre las nubes
           sordos y mudos siguen
           sus discusiones.

), países todos por los que Ban'ya ha ido recitando sus versos y propagando su credo — el de que la poesía esencial está en el haiku. (No sé si venga a cuento recordar, a propósito del último poemita, que en el lenguaje de la poesía clásica japonesa, “sobre las nubes” es una manera de referirse a la familia imperial, o si hagamos bien en no resistir a la tentación de entender esas palabras como nuestro “estar en las nubes”, que no queda mal.)*

* Publicado esto, me aclara Ban'ya que escribió el poema en un avión, así que he cambiado levemente la traducción.

miércoles, 5 de marzo de 2008

Shuntarô Tanikawa: Rechazar

No sé quién haya sido el autor de la traducción que aparece en este video. Aquí está el original:

拒む

山は
詩歌を
拒まない

雲も
水も
星々も

拒むのは
いつも
ヒト

恐怖で
憎しみで
饒舌で

Oiga, usted que sabe japonés

Repita esto.

domingo, 2 de marzo de 2008

El poeta a la orilla de sí mismo


Small Frog at the Old Capital, originally uploaded by ionushi.

En un librito precioso de 1996: One Hundred Frogs, Hiroaki Sato reunió cien traducciones al inglés del haiku de Bashô: 古池や蛙飛び込む水の音 furuike ya kawazu tobikomu mizu no oto. Debe de haber ya más (y si se sumaran las que se han hecho a otras lenguas el volumen crecería considerablemente) pero muchas veces menos que los poemas japoneses que lo citan, comentan, parodian y reescriben de uno u otro modo. Me gusta particularmente este senryû anónimo:

           芭蕉翁ぽちゃんというと立ち止まり
           Bashô-ô pochan to iu to tachidomari

           El viejo Bashô
           ante el chapaleteo
           queda suspenso.

Me gusta, claro, que el viejo venerable (así hay que leer 翁) ocupe el lugar del viejo estanque, y que lo veamos detenido (tachidomari es literalmente "de pie, detenido") en espera de la inminente revelación, atento a lo que está por llegar, el oído dispuesto, la mente en blanco. Y me gusta también que en lugar del "sonido del agua" del original lo que oigamos sea una onomatopeya: pochan, que he traducido como "chapaleteo" para aludir así, ya lo habrá entendido el lector, a la traducción de Octavio Paz:

           Un viejo estanque:
           salta una rana ¡zaz!
           chapaleteo.

...que, como observó Fernando Rodríguez Izquierdo en El haiku japonés, "es onomatopéyico donde el verso japonés no lo es" —et pour cause.