No sé si sea cierto que la inadvertida mujer del galerista, malinterpretando la planeada sorpresa del marido, mandó de inmediato barrer la hierba que al cabo de un fin de semana en la playa había aparecido entre las baldosas de la sala, pero la anécdota es verosímil, pues las esculturas que laboriosamente realiza
Yasuhiro Suda en madera de camelia, con métodos distintos pero no más rápidos que los de la madre naturaleza, son a los ojos como las naturales, y entre ellas no ha dejado de aparecer, en la rama o ya desperdigada en pétalos, también alguna camelia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario