(
Esta es para Alberto, que junta grillos).
Hace un año escribí
aquí que el título de
Luna en la hierba hace referencia a un poema de Fujiwara no Teika:
松虫の声のまにまにとめくれば草葉の露に月ぞやどれる
matsumushi no koe no mani mani tome kureba kusaba no tsuyu ni tsuki wo yadoreru A la deriva
de la voz de los grillos,
vi en el rocío
de una brizna de hierba
alojada la luna.No había caído en la cuenta de que en ese poema hay una alusión al que la última de las heroínas del
Genji monogatari, Ukifune, recibe de su yerno, viudo reciente y nuevo pretendiente, hacia el final de la novela:
松虫の声を訪ねて来つれどもまた萩原の露に惑ひぬ
matsumushi no koe o tazunete kitsuredo mo mata ogihara no tsuyu ni madonio
Vine buscando
de dónde me llamaba
la voz del grillo,
de nuevo en el rocío
de la hierba perdido.En ese libro escribí que los japoneses tienen nombres y oídos para más de una docena de bichos a los que nosotros indistintamente llamamos grillos. El precioso
Lexique des espèces de mushi de Erick Laurent (Collége de France, Institut des Hautes Études Japonaises, 2002) explica que en este caso se trata del
dionynus marmoratus de Haan, única especie japonesa de la familia de los eneoptéridos, cuya vida adulta se extiende de agosto a noviembre. El
matsumushi, que se llama así porque vive entre los pinos (
matsu es pino) y que en su nombre alude a la nostalgia (
matsu es también esperar), es uno de los símbolo del otoños. Su treno, que los japoneses expresan con la onomatopeya
chin-chi-o-rin, es de los más apreciados desde la antigüedad clásica. En la época Heian lo criaban en jaulas, y en uno de los capítulos más hermosos del
Genji monogatari se cuenta cómo el príncipe Genji manda llenar de grillos el jardín de una de sus casas, previamente transformado en landa silvestre, para luego, con el pretexto de ir a escucharlos... Ese capítulo lleva el nombre de otro grillo:
suzumushi, "grillo campanilla".
En la época de Edo, tiendas especializadas vendían al
matsumushi en jaulas. La demanda era sólo inferior a la de las jaulas del
kirigirisu. El ruido debió de ser en esos establecimientos parecido al que acompaña la lectura de los sutras en el templo de Kioto consagrado al
suzumushi y que vive de su canto, pues son multitud los fieles y curiosos que acuden escucharlo: el
Suzumushidera. Según explica Laurent (apoyándose en el
Kôjien y otras autoridades), hacia el final de la época Heian los nombres de uno y otro bicho se intercambiaron.
Pero no son el mismo. Así canta el
suzumushi:
Así, el
matsumushi:
Así, el
kirigirisu: