Me dice Motoko que esta serie de fotografías le despertó recuerdos de infancia, cuando jugaba con esas cartas siguiendo la voz lectora de su abuela, y que al ver esta se sintió transportada a la era Heian. Ese es el efecto que pretende la vistosa indumentaria, que copia o imita diseños de aquella corte imperial, con la que es común asociar los poemas del Hyakunin isshu. Pero es bien sabido que los naipes no se introdujeron en Japón sino en la época de Edo y por mano portuguesa, como testimonia la palabra karuta. Y aunque es cierto que juegos similares, en los que se empleaban no hojas de cartón sino conchas marinas, punteaban el ritmo ritual de ese mundo apartado, absorbiendo a los contemporáneos de Murasaki Shikibu y a sus personajes en pasatiempos que suponían la memorización de poemas, no debe olvidarse que la antología de Teika cubre un periodo más vasto y representa el juicio posterior de lo que, acudiendo a términos de otra tradición, podríamos llamar el neoclasicismo barroco de Kamakura. O sea que la ceremonia es una superchería o, si se prefiere, la escenificación no de una realidad histórica sino de un ideal: la de un mundo entregado, entre rumores de seda y risas discretas, a la práctica ritual de la poesía. Lo cual, por supuesto, no le quita encanto a la representación, que nos remite a lo que Lezama Lima llamó las eras imaginarias, y David Huerta los Egiptos. De eso se trata.
Are Japanese Haircut Techniques Trending?
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Hace 4 meses.
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