Ya les diré después lo que yo he visto. (Aquí la foto se ve más grande.)
viernes, 27 de junio de 2008
miércoles, 25 de junio de 2008
Hasta que abrí la caja no lo supe
Mi correo electrónico hace varias semanas que se comporta extrañamente. No sé bien cuándo sale lo que envío, porque no siempre es de inmediato, como debiera, y ayer cayeron de golpe en la bandeja un centenar de mensajes, casi todos atrasados. En cambio el correo postal (el japonés, digo) funciona a las mil maravillas: ayer fue capaz de traer esta máscara de Iwami Kagura, la danza dramática ritual del shinto que se practica de un modo particularmente arcaico en Iwami. No es de madera, como las antiguas, sino de papel, y tiene innovaciones en el diseño como el color azul y la forma recta de los cuernos, pero el método de construcción es el de los artesanos japoneses locales maestros del creador, Ojisanjake, granjero y escritor y fotógrafo, artesano y artista de muchos modos, y en cuyo blog pueden encontrar más detalles sobre el ritual y sus bailes y máscaras. Esta la voy a usar ahora para una clase, a ver qué cara ponen.
lunes, 23 de junio de 2008
Reyes en japonés: en Monterrey
Hace diez meses saludaba la colección de ensayos sobre la Retórica del latinoamericanismo / ラテンアメリカ主義のレトリック, de Takaatsu Yanagihara, en la que destacaba las páginas sobre el "Discurso por Virgilio" de Alfonso Reyes, y ahora me llega la edición bilingüe de la Visión de Anáhuac, con el ensayo poético de Reyes en su versión original y la japonesa del mismo Yanagihara. Como no se ha publicado hasta ahora ahora ningún libro de Reyes en Japón (donde se cuentan con los dedos de una mano los cuentos y ensayos suyos traducidos en revistas), hubiera sido bueno que la Universidad Autónoma de Nuevo León buscara una coedición con alguna institución local, para garantizar que el libro se distribuya. ¿O estará ya en camino la edición japonesa?
domingo, 22 de junio de 2008
Qué descanso, el cuerpo que se extingue
Dejo para un día más sosegado el relato de mi visita al Ikkyu-ji, del que aquí pueden verse algunas fotos, y apresuradamente traduzco los dos primeros poemas del libro que ahí compré y apenas he podido abrir: los Poemas morales de Ikkyu (一休道歌 Ikkyu-dôka), serie de ochocientos y tantos tanka.
夢の世に夢のことくに生まれきて 露と消えなん身こそやすけれ
Vine a nacer
en un mundo de sueños,
igual que un sueño.
Qué descanso, extinguirse
lo mismo que el rocío.
仏とは何を岩間の苔筵 ただ慈悲心にしくものはなし
¿Qué es el Buda?
Como un tapiz de musgo
entre las rocas,
pura benevolencia,
se extienden sus palabras.
domingo, 15 de junio de 2008
sábado, 7 de junio de 2008
Podemos empezar de nueva cuenta
Abro la edición española de Letras Libres y advierto en mi reseña de la nueva traducción de Botchan un par de alteraciones insensatas.(1) Nada importante, pero está visto que no puedo publicar en esa revista sin que me corrijan. Cuando lo hagan bien lo agradeceré cumplidamente. Ahora me habría encantado que, donde digo que cada una de las tres versiones españolas del libro "se aparta en distinta medida del original", me hubieran sugerido decir más bien que cada una "se aproxima de distinto modo al original".
Así, por ejemplo, se aproxima al incipit del libro la versión de José Pazó últimamente publicada por la Editorial Impedimenta, de Madrid y que, como digo en mi reseña, me ha sido la de más grata lectura:
Desde niño, he tenido una impulsividad innata que me viene de familia y que no ha hecho más que crearme problemas. Una vez, en la escuela primaria, salté desde la ventana de un primer piso y no pude andar durante una semana. Habrá quien se pregunte por qué hice semejante tontería. Pero la verdad es que no hubo ninguna razón especial. Simplemente estaba un día asomado a una de las ventanas del nuevo edificio de la escuela, cuando uno de mis compañeros de clase comenzó a meterse conmigo diciéndome que, por mucho que me hiciera el gallito, en realidad no era más que un cobarde y que no sería capaz de saltar. El bedel tuvo que llevarme esa misma noche a cuestas a mi casa. Cuando mi padre me vio, se enfadó muchísimo y me dijo que no podía comprender cómo alguien se podía quedar sin caminar simplemente por haber saltado desde la ventana de un primer piso. Le respondí que la siguiente vez que saltara no me volvería a ocurrir.
Otro día estaba yo jugando con el reflejo que el sol producía en la hoja de una bonita navaja importada que uno de mis parientes me había regalado, cuando uno de mis amigos exclamó:
—Brillar, brillará mucho. Pero seguro que no corta nada.
—¿Que no? —le respondí yo—. Mi navaja puede cortar cualquier cosa.
—¿A que no puede cortar uno de tus dedos? —me desafió.
Lo que se ve en la pantalla es el mismo fragmento, y la voz que lo lee, la de Junko Nishima. El libro puede pedirse aquí.
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(1) Primero se me hace decir que el protagonista “se procura con la mínima herencia que le dispensan al primogénito unos estudios”, cuando escribí que lo hace “con la mínima herencia que le dispensa el primogénito” (Botchan no es el primogénito y por tanto no recibe la herencia de sus padres, sino de su hermano). Más adelante se cambia sin razón un “corre parejas” —expresión hecha de viejísimo cuño— por “corre pareja”, que no tiene gracia.
jueves, 5 de junio de 2008
Hay santos que no piden devoción
Hijo ilegítimo del Emperador Go-Komatsu, el monje Ikkyu (1394–1481) es una de las figuras más interesantes del budismo zen. Célebre por haberse opuesto a la burocracia clerical y su materialismo, pero sobre todo por sus excentridades, sus excesos y sus escándalos (fue un bebedor heroico, que invitaba a sus correligionarios a dirimir las diferencias teológicas en las tabernas y los burdeles, y predicaba que la iluminación podía alcanzarse a través de la práctica ritual del sexo) es también apreciado como calígrafo mayor de Japón, legendario flautista itinerante, artífice de la ceremonia del Té y poeta originalísimo. Como la mayor parte de los monjes zen, escribió la mayor parte de su obra poética en chino, pero sus tanka y haiku no son escasos. Aquí, con alguna libertad, uno de los primeros:
露と消えまぼろしときゆ稲妻の 影のごとくに身は思うべし
tsuyu to kie maboroshi to kiyu inazuma no kage no gotoku ni mi wa omou besshi
Como el rocío
se extinguen los fantasmas.
¿Y si pensáramos
en la luz de un relámpago?
Eso es uno mismo.
Lo que no sabía hasta hoy es que Ikkyu–san es también popularísimo entre los jóvenes japoneses como el personaje de una serie de dibujos animados, en los que desde luego no aparece como el rijoso anciano prostibulario, sino como un novicio travieso, ingenioso y de buen corazón. Tampoco sabía que cerca de aquí, en la ciudad de Kyotanabe donde vive mi amigo Koji Ando, está el templo que Ikkyu restauró a sus sesenta y tres años y en el que siguió viviendo incluso después de ser puesto al frente del Daitoku-ji, del que iba y venía a sus ochenta y uno. Naturalmente, el Shuo-an es más conocido como Ikkyu-ji.
lunes, 2 de junio de 2008
De sol a sol el mar primaveral
Yosa Busón, el gran poeta, calígrafo y pintor que transcribió e ilustró la copia más preciada de Oku no hosomichi, la obra esencial de Matsuo Bashô, e hizo restaurar el templo de Konpukuji en el norte de Kioto donde probablemente residió una temporada su maestro, siguió de muchos otros modos sus pasos. Pero con otra andadura, más mundana y despreocupada. Tal vez pocos poemas lo retraten como este:
春の海終日のたりのたりかな 与謝 蕪村
haru no umi hinemusu notari notari kana
De sol a sol
vagar mirando el mar
primaveral.
Espero que la versión española no quede mucho más lejos del original que las aguas del Biwa del mar que veían en él los antiguos poetas japoneses.
En un librito de ochocientas páginas
Ad Blankestijn, holandés residente desde hace más de dos décadas en Japón y autor del magnífico Japan Navigator, tuvo hace poco el buen tino de poner en duda la ridícula lista de 1001 Books You Must Read Before You Die de Peter Boxall comentada (con una óptica no menos provinciana) por el New York Times. Después empezó a hacer su lista personal de los 108 (número significativo en el budismo) libros imprescindibles. El primero es el Tao Te King, a propósito del cual citó ayer (en la traducción anónima de Chinese Poems) el famoso poema de Po-Chu-I que figura en esta página. Nos gusta más la versión a nuestra lengua que publicó Gabriel Zaid en la revista Vuelta en febrero de 1980:
LOS FILÓSOFOS
"De sabios es callar,
los que hablan nada saben",
dicen que dijo Lao-Tsé
en un librito de ochocientas páginas.