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miércoles, 20 de mayo de 2009

Estuviste conmigo quince años


2008 Matsuyama, originally uploaded by Marisa y Angel.


Estuviste conmigo quince años,
sirviéndome de apoyo en mis paseos:
por la ciudad en flor, tarareando;
bajo la luna, en montes de frontera.
No cumplo todavía los cuarenta
y ya soy menos músculos que huesos.
Puedo ahorrarme la capa y el sombrero,
pero no andar sin báculo un instante.
Y resulta que al pie de la escalera
vino a quebrarte en dos un paso en falso.
No eres ropa, no puedo remendarte,
ni tienes cuerdas que ponerte nuevas.
Se te nota la edad, palo reseco,
y en qué frágil materia te formaron.
Miro este mundo nuestro en el que todo
lo que tiene una forma se deshace
“lo mismo que el rocío y el relámpago”,
según dicen que Buda predicaba.
¿Quién podría dudar que es la verdad?
Hasta el cielo y la tierra tienen término.
Hay por suerte bambú, verde y pujante,
para apoyar mis huesos y mis nervios.
Formaré de una caña mi cayado
para llegar a la estación de término.



* * *

El monje Gensei (1623–1688), escribió estos versos cuando el muchacho que era su sirviente se paró sobre su bastón y lo quebró. La frase entre comillas es del Sutra del Diamante.

martes, 21 de abril de 2009

Un veintiuno de abril, después del té

The truth is to the right
Daitokuji © Aurelio Asiain.

Ya he citado y volveré sin duda a citar otro día estas frases de Borges, en una nota de 1938 que celebra la traducción del Shi King o Libro de los Cantares publicada por Arthur Waley:
Hacia 1916 resolví entregarme al estudio de las literaturas orientales. Al recorrer con entusiasmo y credulidad la versión inglesa de cierto filósofo chino, di con este memorable pasaje: “A un condenado a muerte no le importa bordear un precipicio, porque ha renunciado a la vida”. En ese punto el traductor colocó un asterisco y me advirtió que su interpretación era preferible a la de otro sinólogo rival que traducía de esta manera: “Los sirvientes destruyen las obras de arte, para no tener que juzgar sus bellezas y sus defectos”. Entonces, como Paolo y Francesca, dejé de leer. Un misterioso escepticismo se había deslizado en mi alma.
           Cada vez que el destino me sitúa frente a la “versión literal” de alguna obra maestra de la literatura china o arábiga, recuerdo ese penoso incidente…
Las líneas vienen a cuento esta vez porque hace un momento, al caer en la cuenta de que hoy era 21 de abril, busqué el poema de muerte del Gran Maestro del Té Sen no Rikyû, que en esta misma fecha pero en 1591 cometió seppuku en el Daitoku-ji por orden del shogun Toyotomi Hideyoshi, de cuya gracia había caído no sabemos bien a bien por qué, y di con estas dos versiones inglesas del mismo, debidas a dos autoridades japonesas,

Daisetsu Suzuki, el gran divulgador del zen,
Seventy years of life—
Ha ha! and what a fuss!
With this sacred sword of mine,
Both buddhas and patriarchs I kill!
I raise the sword,
This sword of mine,
Long in my possession
The time is come at last.
Skyward I throw it up!
y Kakuzô Okakura, el autor de The Book of Tea,
Welcome to thee,
O sword of eternity!
Through Buddha
And through Daruma alike
Thou hast cleft thy way.
Pero no hay mayor enigma. Ese día, después de oficiar en su última ceremonia del té, Sen no Rikkyu escribió en realidad dos poemas: uno en chino y otro en japonés, que Suzuki traduce sin solución de continuidad, como si fueran el mismo —lo que no carece de sentido— y Okakura libremente resume, interpreta y combina, de un modo harto frecuente, me temo, en los isleños que, para darse a entender, traducen no sólo las palabras sino su sentido.
人生七十 力囲希咄 吾這寶剣 祖佛共殺
堤る我得具足の一太刀 今此時ぞ天に抛

(じんせいしちじゅう りきいきとつ
わがこのほうけん そぶつともにころす

ひっさぐる わがえぐそくのひとたち
いまこのときぞ てんになげうつ)

Setenta años de vida:
¡vaya con el escándalo!
Con esta espada mía
mato budas y antepasados.

Alzo la espada,
esta espada que es mía
hace ya tanto:
¡ha llegado el momento
de lanzarla a lo alto!
El poema chino está tejido sobre este pasaje de Lin-chi, primer patriarca del Zen Rinzai (d. 866): "Mata todo lo que se atraviese en tu camino. Si te encuentras al Buda, mata al Buda. Si te encuentras a los Patriarcas, mata a los Patriarcas. Si te encuentras a los arhats en el camino, mátalos también."

By seppuku on April 21, 1591