Fuimos al Arashiyama, no sólo para ver los momiji sino, sobre todo, para conocer el Nison-in (二村院), donde es fama incierta que Fujiwara no Teika compiló la centena poética conocida como Ogura Hyakunin isshu (pues el templo se encuentra en las faldas del Monte Ogura). En el camino, luego de presentar respetos al santuario de Nonomiya, sobre el que hay tantas referencias en la literatura japonesa, y antes de llegar al Jojakko-in, entramos a un pequeño templo —parecía más bien una residencia privada— que no registran los mapas ni los libros que tengo a mano: el Shukaku-ji. Estaba cerrado pero el jardín, de dimensiones modestas, podía visitarse libremente. Allí vi esta imagen y no pude —yo, que encuentro ridículos a los fotógrafos de flores— resistirme a capturarla: a punto de caer, la hoja, enrojeciendo, toca la flor apenas.
A la vejez, viruelas.
How the Japanese Moving Industry Influenced Services All Over the World
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In the ever-evolving, interconnected tapestry of global industries, staying
ahead of the game often means taking a page from the pioneers’ playbook.
Ente...
Hace 2 semanas.
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