El Emperador Keitai (継体天皇) ascendió al trono en el Palacio de Kuzuha (樟葉宮) en 507. En el Nihonshoki se cuenta que, en el año vigésimo cuarto de su reinado, envió al joven Kena no Omi a enderezar la deteriorada condición de los asuntos japoneses en Kara (Corea). Al cabo de dos años, con mano de hierro, el enviado había logrado multiplicar las facciones e irritar las discordias. Fue llamado a cuentas, acusado de ineptitud, soberbia y corrupción. No llegó a rendirlas, pues cayó enfermo en el camino de vuelta, en Tsushima. Su cuerpo volvió a la nativa provincia de Ômi (entonces Afumi, como la Ôsaka que era Ausaka) remontando la corriente del Yodo, y en ese trecho del curso en que ya es el Uji tuvo sus funerales. Su viuda dijo este poema:
ひらかたゆ ふえふきのぼる あふみのや けなのわくごい ふえふきのぼる
hirakata yu fue fukinoboru afumi no ya kena no wakugoi fue fukinoboru
De Hirakata
viene al son de las flautas
hasta su Ômi
Kena, nuestro muchacho:
viene al son de las flautas.
El son de las flautas es el de la música funeraria. El posesivo del cuarto verso no está en el original japonés. Si no me equivoco, la de este poemita tan triste es la primera mención de Hirakata que se conoce.
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In the ever-evolving, interconnected tapestry of global industries, staying
ahead of the game often means taking a page from the pioneers’ playbook.
Ente...
Hace 2 semanas.
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