En muchas páginas impresas o virtuales leerá el interesado que estas persianas, de remoto pero evidente origen chino como tantas cosas, se llaman en japonés sudare (簾, すだれ) y sirven sobre todo para proteger en verano las habitaciones y los corredores externos de la luz excesiva, la lluvia, los insectos y las miradas intrusas, pero sin impedir el paso de la brisa y el fresco. Suele añadirse —y entonces obligadamente se menciona el Genji— que permitían a las mujeres de la corte Heian tener conversación con hombres ajenos al círculo íntimo sin ser vistas y resguardando así la etiqueta y el decoro, del mismo modo que durante muchos siglos permitieron al Hijo del Cielo dar audiencia sin mostrar más que los pies. Pero, mientras se insiste en lo que oculta el velo, se olvida lo que revela: eso que vimos, por ejemplo, en la casa de Mirei Shigemori (1896–1975) y que, si no está ya en la foto (que se ve mejor aquí), tampoco estaba al otro lado, pues sólo desde el nuestro se veía.
How the Japanese Moving Industry Influenced Services All Over the World
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In the ever-evolving, interconnected tapestry of global industries, staying
ahead of the game often means taking a page from the pioneers’ playbook.
Ente...
Hace 2 semanas.
1 comentario:
Acabo de conocer este blog y temo que lo tengas abandonado porque la última entrada es del año pasado.
Aún así gracias por esta entrada y por la foto que me ha ayudado a entender un poco mejor cómo se producían las conversaciones que se relatan en el Genji Monogatari. Me imaginaba algo mucho más opaco como un biombo de tela gruesa.
Un saludo desde Mallorca.
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