martes, 1 de julio de 2008

Nota sin afinar pero con música



(Esta es para Alberto, que junta grillos).

Hace un año escribí aquí que el título de Luna en la hierba hace referencia a un poema de Fujiwara no Teika:

松虫の声のまにまにとめくれば草葉の露に月ぞやどれる
matsumushi no koe no mani mani tome kureba kusaba no tsuyu ni tsuki wo yadoreru

A la deriva
de la voz de los grillos,
vi en el rocío
de una brizna de hierba
alojada la luna.


No había caído en la cuenta de que en ese poema hay una alusión al que la última de las heroínas del Genji monogatari, Ukifune, recibe de su yerno, viudo reciente y nuevo pretendiente, hacia el final de la novela:

松虫の声を訪ねて来つれどもまた萩原の露に惑ひぬ
matsumushi no koe o tazunete kitsuredo mo mata ogihara no tsuyu ni madonio

Vine buscando
de dónde me llamaba
la voz del grillo,
de nuevo en el rocío
de la hierba perdido.


En ese libro escribí que los japoneses tienen nombres y oídos para más de una docena de bichos a los que nosotros indistintamente llamamos grillos. El precioso Lexique des espèces de mushi de Erick Laurent (Collége de France, Institut des Hautes Études Japonaises, 2002) explica que en este caso se trata del dionynus marmoratus de Haan, única especie japonesa de la familia de los eneoptéridos, cuya vida adulta se extiende de agosto a noviembre. El matsumushi, que se llama así porque vive entre los pinos (matsu es pino) y que en su nombre alude a la nostalgia (matsu es también esperar), es uno de los símbolo del otoños. Su treno, que los japoneses expresan con la onomatopeya chin-chi-o-rin, es de los más apreciados desde la antigüedad clásica. En la época Heian lo criaban en jaulas, y en uno de los capítulos más hermosos del Genji monogatari se cuenta cómo el príncipe Genji manda llenar de grillos el jardín de una de sus casas, previamente transformado en landa silvestre, para luego, con el pretexto de ir a escucharlos... Ese capítulo lleva el nombre de otro grillo: suzumushi, "grillo campanilla".
           En la época de Edo, tiendas especializadas vendían al matsumushi en jaulas. La demanda era sólo inferior a la de las jaulas del kirigirisu. El ruido debió de ser en esos establecimientos parecido al que acompaña la lectura de los sutras en el templo de Kioto consagrado al suzumushi y que vive de su canto, pues son multitud los fieles y curiosos que acuden escucharlo: el Suzumushidera. Según explica Laurent (apoyándose en el Kôjien y otras autoridades), hacia el final de la época Heian los nombres de uno y otro bicho se intercambiaron.
          Pero no son el mismo. Así canta el suzumushi:

          Así, el matsumushi:

          Así, el kirigirisu:

7 comentarios:

Unknown dijo...

Aurelio, hay que hacer algo con poesía, grillos y musica, mi amigo Guillermo Galindo ya hizo una obra con un poeta beat gringo, luego te la paso, pero yo soy fan de todos los insectos

Aurelio Asiain dijo...

Pues ya le vamos dimos dando. Tú eres el músico.

Dannielle and Pablo dijo...

Me fascinó esta reflexión y comentario tuyos... gracias por compartirlos.

ele de lauk dijo...

Qué post tan hermoso ! El sonido de los grillos me hipnotiza .
Saludos !

Selva Hernández dijo...

Aurelio, qué nota más bonita, y los sonidos... No la había leído. Me emociona mucho: yo también junto grillos, me apunto al lado de Alberto.

Me gustaría mucho conocer ese tratado Lexique des espèces de mushi (ay, no me salen las itálicas). Lo conseguiré. No he terminado de ver el Gengi Post... También lo conseguiré para no depender de la compu. Gracias por todo...

Lorena Wolfman dijo...

Gracias por abrir esta ventanita hacia la cultura japonesa, que finura de detalle-- los cantos distintos de los grillos... quien se ha parado para pensar en ello? Pero claro esta ahora reflejando sobre los cantos que he escuchado, han sido distintos. Y luego la manera singular japonesa de reconcer el detalle y celebrarla :-) Lindo, mil gracias.

la stessa ma altra dijo...

precioso todo, precioso de preciosura...ofrezco mi voz...