En Tokio recibíamos el Año Nuevo entre la multitud que se acerca al santuario de Meiji, y alguna vez entre la que convoca el templo de Asakusa, antes de ofrecer respetos a los kami del barrio de Hakusan en que vivíamos. En Kansai, para evitar el gentío de Yasaka y otros sitios, fuimos hace un año al templo de Manpukuji, en Uji. El curioso edificio, como las prácticas ascéticas de la secta y sus ritos esotéricos, paga tributo a sus orígenes en la China de la dinastía Ming.
El fundador, Ingen Ryuki (隠元隆洟 Yinyuan Longqi), nació en 1592 en la provincia china de Fuchien. Se inició en la práctica del zen a los veintitrés años; a los veintinueve entró al monasterio de Huangbo Wanfu si (黄檗萬福寺 Monte Huang-po, Obaku en japonés); a los cuarenta y siete alcanzó la iluminación. Entró en Japón en 1654, por la puerta de Nagasaki. Fue cabeza de varios monasterios antes de fundar, con patrocinio imperial, el Manpukuji (万福寺). Murió en 1673.
En la imagen de esta página, uno de los monjes pasa en cascada las páginas de un sutra mientras canta. Así lo hicieron él y sus compañeros con cuarenta volúmenes contenidos en cuatro cajas, durante una hora, al son incantatorio de la melopea ritual. Después, uno de ellos fue golpeando en los hombros, con un volumen considerablemente más grueso que los que se ven en la foto, a quienes hicimos fila.
Unas cuantas fotos más, aquí.
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